UNIDAS y SOLIDARIAS las invito a que celebremos este 8 de Marzo, el día Internacional de La Mujer. Dos cosas rondan en mi cabeza: una que tiene que ver con la historia de esta fecha y la otra, el significado de Celebrarlo unidas y a conciencia.
El primero, es la invitación al reconocimiento y a la gratitud de lo que hemos logrado y llegado a ser hoy como Grupo: somos ahora gracias a tantas otras que desde tiempo atrás, se atrevieron a realizar, a decir, a declarar, a luchar, líderes obreras que se levantaron por mejores condiciones labores y salariales, sufragistas y luchadoras que salieron a pelear por el derecho al voto y una mayor participación política, mujeres que rompieron el silencio de la sumisión, el abuso, el maltrato y tuvieron voz y crearon los límite necesarios para su ser y su cuidado, somos lo que somos hoy, gracias a ellas, que nos permitieron crear otros referentes y otras visiones del mundo a las que el Patriarcado pobre y desigualmente nos ha dejado. Ellas abrieron las puertas para el reencuentro con una parte de nuestro ser femenino, para la unidad y la solidaridad entre nosotras.
De otro lado, esta lo que somos hoy como colectivo, lo que significa nuestra participación, activa en la educación, en la política, en la economía, en la cultura, en la vida familiar, como hemos rediseñado nuestra labor y nuestras relaciones. Nuestra conciencia se ha transformado y seguimos en este proceso de búsqueda, autenticidad y coherencia.
Celebremos juntas esta participación y démosle a la mujer o mujeres que tenemos cercanas en nuestro circulo inmediato, aquello que como genero tenemos en abundancia: solidaridad, empatía, colaboración, generosidad, receptividad… Que cada palabra, reflexión y acción que entreguemos durante este día este cargado de significación y contribuya a inclinar la balanza colectiva para el cambio.
Las invito entonces a que mas allá de la felicitación y del frío mensaje de texto que compartimos, creemos una acción de RECONOCIMIENTO y/o de GRATITUD para que con otras Mujeres ya sea en el ámbito familiar, de trabajo, de amistad, etc. Que esta acción (una Flor, una carta, una llamada, una invitación, una escucha…) este impregnada de conciencia, entonces nos demos cuenta y tomemos el tiempo de prepararla, de cuidarla y de darla. Que desde nuestro interior podamos acercarnos al corazón de ellas y encontremos y sintamos que estamos tocadas por una misma identidad.
"La Resonancia Mórfica del biólogo Rupert Sheldrake, postula que la conducta de una especie cambia cuando las modificaciones dentro de ella alcanzan un nivel crítico, es decir, cuando se manifiestan en un número exacto de sujetos; a raíz, de ello, el comportamiento y los hábitos de la especie entera experimentan una transformación. La versión más extendida de este relato fue la que escribió km Keyes, Jr., y dice así:
Durante treinta años, un grupo de científicos se dedicó a estudiar las colonias de monos que habitaban diversas islas, separadas entre sí, en las inmediaciones de las costas de Japón. A fin de hacer que los monos bajaran de los árboles para poder estudiarlos de cerca, los investigadores solían arrojar boniatos en la playa a modo de cebo, y cuando los monos acudían a saborear el almuerzo gratuito, tenían ocasión de observarlos en detalle cómodamente. Un buen día, una mona de dieciocho meses a la que llamaban Imo se acercó a lavar su boniato en el mar antes de comérselo; supongo que sabía mejor limpio de arena o de pesticidas, o quizá adquiría de ese modo un ligero gusto salado que resultaba agradable al paladar. Imo enseñó a hacer esto a sus compañeros de juegos y a su madre; sus compañeros se lo enseñaron a las suyas, y paulatinamente fueron cada vez más los monos que empezaron a lavar sus boniatos en lugar de comérselos rebozados de arena.
Al principio sólo las hembras adultas, a imitación de sus crías, aprendieron a hacerlo, pero poco a poco otros aprendieron también. Al cabo de un tiempo, los científicos se dieron cuenta de que todos los monos de la isla lavaban sus boniatos antes de llevárselos a la boca. Pero, aun cuando éste era de por sí un hecho significativo, fue aún más fascinante descubrir que aquella alteración de la conducta no se había producido en esta isla únicamente, sino que, de pronto, los monos de todas las demás islas habían empezado también a lavar sus boniatos a pesar de que nunca había existido contacto directo entre las colonias de monos de unas islas y otras.
El centésimo mono era el hipotético mono que anónimamente había inclinado la balanza de forma decisiva para la especie: aquél cuyo cambio de conducta significó que todos los monos, a partir de ese instante, lavarían los boniatos antes de comérselos. A modo de alegoría, El centésimo mono alienta la esperanza de que cuando un número decisivo de personas transforme su actitud o su comportamiento, la cultura en su totalidad se transformará.”
Fuente: Jean Shinoda Bolen ( El Millonésimo Circulo)
Ana Beatriz Herrera
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